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lunes, 16 de julio de 2018

ALGUNAS ESTRATEGIAS Y ACTIVIDADES PARA EL DESARROLLO DE COMPETENCIAS

En los anteriores post, hago alusión a lo importante que es para mi el desarrollo de competencias personales,  tales como la tolerancia a la frustración, la toma de decisiones, la resiliencia, así como las competencias técnicas (adecuado uso de las nuevas tecnologías).
El punto de partida es el resultado final. Me explico, muchos padres educan al hijo de hoy, mientras que yo educo al hombre de mañana. Mi punto de mira está en "qué competencias quiero que tenga mi hijo cuando sea adulto", y esa reflexión contínua es la que guía la educación que le doy.
Les voy a comentar algunas acciones con las que busco el desarrollo de las competencias ya comentadas.

Comenzamos haciendo como cualquiera haría cuando su peque le pide montarse en una de esas maquinitas que se mueven cuando insertas una moneda. Hay cosas que no ves hasta que se hacen visibles, y de repente, aparecen cochitos de esos distribuidos por todo el Centro Comercial. Ya estaban ahí, no creo que los pusieran solo para torturarnos, pero necesitábamos un niño para darnos cuenta de cuantos habían, dónde estaban localizados y lo incómodo que resultaba negárselo. 
Pensábamos en rutas alternativas para no pasar delante de ellos, o estrategias para que no se diera cuenta de que los teníamos al lado o no los pidiera. Un día se subió a uno, y en lugar de meterle la moneda en la ranura, optamos por darle el euro y decirle que solo tenía una moneda. Solo podría montarse en uno. Debía elegir. Fue curioso verlo bajarse del cochito. Ni siquiera se planteó gastar la moneda en él. Parecía tener claro lo que realmente quería y todo lo demás estaba de más. Fue un gran aprendizaje para nosotros como padres. Nos dimos cuenta de que a veces le dábamos cosas que no necesitaba ni quería, pero le acostumbramos a pedirlas o aceptarlas sin más. A partir de entonces. Decidimos generalizarlo, y comenzar a potenciar la toma de decisiones. Lo más curioso de esto, es que comienza a tener impacto en nuestras vidas, porque estamos acostumbrados a comprar cosas porque sí, por que son bonitas, por si algún día lo necesito, porque están baratas...¡pero no lo necesito!! Y creo que es algo que ha aprendido antes nuestro hijo, que nosotros je, je. Hoy en día, Si le ofreces caramelos y tiene algunos en casa, te responderá " no gracias, aún me quedan".


EL VALOR DEL DINERO, EL VALOR DE LAS COSAS

Esta competencia ha ido avanzando en complejidad a medida que ha ido creciendo. Ya desde el año pasado con 5 años, le dábamos a elegir dos chuches después de asistir a actividades extraescolares. Y cuando digo dos, va en serio, solo dos, (una nube, una pastilla, una gominola..) Al principio nos sentíamos como si fuéramos padres tacaños, pero nos fuimos acostumbrando. Si entrabamos a una juguetería y (a nosotros) nos hacía ilusión comprarle algo, nos conteníamos. Alguna vez le dábamos dos euros y le decíamos que lo podía gastar en la tienda. Les diré que la competencia matemática comienza a impulsarse sin más, cuando solo tienes dos euros en la mano. De pronto, empieza interesarse por los números, los decimales, las sumas, y restas. Aprovechamos para trabajar la competencia en comunicación, de tal manera que si quería saber algún precio, era él quien debía preguntarlo. Fue sorprendente ver como desarrollaba habilidades que ni nos habíamos planteado. Hoy en día, le das dos euros y lo escuchas murmurear cuentas y comentarios tales como" si no lo gasto, la próxima vez que me den dinero, tendré para comprarme... (algo que le hace ilusión)". Y ésta fue su iniciación "al valor del dinero y el valor de las cosas".

TOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN

En relación a la tolerancia a la frustración, a parte de no ceder siempre ante sus deseos, decidimos que debía ganarse lo que quería. Les comento nuestro reto de la semana. Hay una aplicación de cálculo mental en el que le sale una ronda de sumas y tiene que resolverlas en el menor tiempo posible. La opción elegida es "2+..." éste reto lo ha elegido él mismo. Planteó hacer La Ronda en menos de 20 segundos. Yo le dije que si lo conseguía le dejaba descargar un juego en mi Tablet. Por su puesto no lo iba a conseguir en un día. Así que trabajamos la demora (no lo conseguirá de manera inmediata), la tolerancia a la frustración (fallará muchas veces antes de que pueda lograrlo), el esfuerzo (tendrá que dedicarle tiempo y seguir intentándolo una y otra vez hasta que lo consiga) el hábito (no será esfuerzo de un solo día, deberá dedicarle tiempo), orientación al logro (no debe perder de vista su objetivo).

METACOGNICIÓN Y RUTINAS DE PENSAMIENTO

Algo importante, y yo diría que imprescindible, es lo que llamamos Metacognición. Debe ser consiente de la competencia que estamos trabajando. Yo lo hago explícito a través de las frases que he puesto entre paréntesis. Éstas son algunas de las frases que utilizo con objeto de facilitar rutinas de pensamiento. Para que se me entienda, son las frases o preguntas que nos hacemos para guiar nuestro pensamiento o conducta. Cuando hacemos de ellas un hábito, hablamos de rutinas de pensamiento. 


EL PODER DE LAS PALABRAS


Reconozco que le doy muchísima importancia a las palabras. Creo que de alguna manera contribuyen a configurar nuestra personalidad. Cambio “problemas” por “retos”, antes de que pueda pedirme soluciones, le pido opciones, para resolver la situación. No admito quejas, solo propuestas, alternativas. Me resulta más práctico centrar la atención en las soluciones que malgastar el tiempo en quejas. Es una estrategia que he tenido la oportunidad de probar con adolescentes. Esos que se quejan por todo. A veces ni tienen claro por qué se están quejando. Fomenta el pensamiento reflexivo entre otras de las que ya les hablaré en otra ocasión.


ORIENTACIÓN AL LOGRO

La imagen puede contener: taza de café e interior

Otra de las estrategias que hemos utilizado ha sido la de permitirle el acceso al dinero. Soy consciente de que esto choca con la ideología de mucha gente. Recuerdo escuchar de pequeña frases como “los niños no tienen dinero” “ el dinero es sucio”, “ tú no necesitas dinero”... seguro que les suena. Pero esa filosofía choca con la de conocer el valor del dinero y el valor de las cosas, la educación para el consumo responsable... y otras que me gustaría desarrollar en mi hijo. Les comento brevemente una de las sorprendentes iniciativas de mi peque. Se ilusionó con una pista de coches que salía por la tele y que costaba 30 euros. Se propuso tenerla y se dedicó a dibujar en tazas y venderlas a dos euros cada una. Empezó a venderlas en el entorno familiar, pero cuando nos dimos cuenta las había vendido también al personal del cole. Logró 80 euros. Tenía su logotipo y su propia estrategia de venta. Cesó cuando consiguió comprarse la pista, dejándonos con ésta maravillosa reflexión,

"Qué suerte tengo. Cuando mis amigos quieren algo, sólo pueden esperar a que alguien se lo de. Yo tengo dos opciones, esperar a que me lo den, o trabajar para conseguirlo.”

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