Quien
me conoce, sabe que me encanta éste tema.
Creo que las competencias que
caracterizan a los grandes empresarios/as, son competencias que deben trabajarse
desde la infancia.
Tengo
la sensación, de que el sistema educativo, y en general el sistema social que
nos envuelve en España, nos prepara para ser trabajadores de una empresa, pero
no para afrontar retos empresariales. No nos enseña a identificar nuestras
pasiones o habilidades, ni a luchar por conseguir transformarlas en nuestro
medio de vida. Se centran en trabajar competencias escolares, pero no
competencias personales. Y cuando nos convertimos en adultos, el miedo nos
invade. Miedo a invertir, miedo a crecer, miedo a fracasar, miedo a pensar
diferente, miedo a la opinión social... y entonces...
¿de qué valen las competencias académicas, si no tienes competencias personales que te impulsen y te acompañen en tu desarrollo profesional?
El sistema educativo es un micro
sistema social. Debería ser el entorno dónde nos preparamos para ser adultos. Y
éste mundo adulto es un mundo complicado.
Siempre
me pregunté, “¿qué les pasa a esos super asesores que son capaces de hacer
crecer una empresa multiplicando sus beneficios? Si son tan buenos, ¿Por qué no
tienen su propia empresa?; ¿Y cómo es que se ha hecho rica una persona con una
simple idea, que a muchos ya se nos había ocurrido antes? ¿Qué diferencia un
empresario de un asalariado? ¿Por qué ellos son capaces de dar el paso y
nosotros no?
Se
preguntarán a qué viene éste tema. Y es que cuando miro a mi hijo, pienso en
las competencias que me gustaría que tuviera de mayor. Aquellas que le permitan
desarrollarse personal y profesionalmente.
No puedo elegir su futuro, porque éste, solo le pertenece a él. Pero puedo darle herramientas, competencias personales y transversales que le hagan el camino menos pedregoso.
Analizando
éste tema, me encuentro que las personas emprendedoras tienen muy buenas
competencias personales, seguridad, iniciativa, autoestima, autonomía,
capacidad resolutiva, capacidad de organización y gestión, resiliencia,
habilidades comunicativas… De ahí a que les hable de competencias emprendedoras,
y de las estrategias o actividades que empleo para fomentar el desarrollo de
dichas competencias.
Lo
cierto es que mi filosofía educativa, está impregnada del interés por el
desarrollo del espíritu empresarial, y competencias emprendedoras desde la
infancia, lo que no me garantiza su desarrollo, dado que existe una gran
influencia que juega a contracorriente (nosotros mismos y el entorno que nos
rodea). Los miedos, las inseguridades, los contínuos mensajes sociales que se
oponen a la emprendeduría, las condiciones sociales y económicas que son
percibidas como barreras y no como retos…
No les vendo una receta mágica. Ya que en materia educativa, no existen recetas mágicas, ni verdades absolutas. Solo soy una madre que en base a su formación y experiencia laboral, busca herramientas que guíen el desarrollo de su hijo hacia un modelo educativo en el que cree. Una filosofía que muchas veces choca incluso con mis propias expectativas y con la realidad que me rodea. Pero que me gusta compartir, porque si hay algo enriquecedor, es compartir e intercambiar pensamientos y reflexiones.
Conoce un poquito más sobre algunas competencias que desarrollo leyendo post anteriores.
JUGANDO A LAS TIENDAS.
Éste
es su juego preferido. Cada uno escoge un rol. (el/la dependiente/a, el/la
almacenero/a, el/la cliente...), y hacemos rol playing. Imaginamos la situación
adoptando cada cual su rol en la compra de un producto.
Con
éste juego fomentamos la creatividad, no vendemos productos habituales,
tendemos a imaginarnos cosas que no hemos visto, o a mezclar materiales,
olores, colores, funcionalidades .... es increíble a dónde llega la
imaginación de un niño cuando le das riendas sueltas.
Aquí no nos
permitimos el "eso no existe" o "eso no es posible".
Tratamos de ser lo más creativos posible y premiamos con elogios esa
creatividad.
Con
éste juego, trabajamos:
- Habilidades
sociales y competencias comunicativas. Incorporamos palabras y frases mágicas. No sólo las relacionadas con las normas de cortesía que estamos acostumbrados a
trabajar con los peques, también las relacionadas con la atención al público e
incluso en la relación comercial. Frases como: "¿En qué
puedo ayudarle?", "Disculpe un momento, enseguida le atiendo..."
- El pensamiento divergente. Pueden surgirnos mil problemas y vamos proponiendo posibles soluciones.
- Competencias matemáticas. El momento de consulta de precios, cobro y pago, es un momento ideal para trabajar las competencias matemáticas.
- También aprovechamos para estimular la curiosidad por el funcionamiento del mercado, quién pone precio a las cosas, de dónde viene la mercancía y cómo se fabrica, qué tipos de monedas existen.
Es un juego muy enriquecedor al que aprovechamos para jugar en los trayectos de coche o tiempos de espera.
Poco a poco, vamos viendo cómo se va generalizando su interés por el mercado, habilidades comerciales, visión empresarial…
Les invito a probarlo.
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