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martes, 31 de julio de 2018

FOMENTANDO EL ESPÍRITU EMPRENDEDOR DESDE LA INFANCIA

Quien me conoce, sabe que me encanta éste tema.  
Creo que las competencias que caracterizan a los grandes empresarios/as, son competencias que deben trabajarse desde la infancia.

Tengo la sensación, de que el sistema educativo, y en general el sistema social que nos envuelve en España, nos prepara para ser trabajadores de una empresa, pero no para afrontar retos empresariales. No nos enseña a identificar nuestras pasiones o habilidades, ni a luchar por conseguir transformarlas en nuestro medio de vida. Se centran en trabajar competencias escolares, pero no competencias personales. Y cuando nos convertimos en adultos, el miedo nos invade. Miedo a invertir, miedo a crecer, miedo a fracasar, miedo a pensar diferente, miedo a la opinión social... y entonces... 
¿de qué valen las competencias académicas, si no tienes competencias personales que te impulsen y te acompañen en tu desarrollo profesional?
El sistema educativo es un micro sistema social. Debería ser el entorno dónde nos preparamos para ser adultos. Y éste mundo adulto es un mundo complicado.

Siempre me pregunté, “¿qué les pasa a esos super asesores que son capaces de hacer crecer una empresa multiplicando sus beneficios? Si son tan buenos, ¿Por qué no tienen su propia empresa?; ¿Y cómo es que se ha hecho rica una persona con una simple idea, que a muchos ya se nos había ocurrido antes? ¿Qué diferencia un empresario de un asalariado? ¿Por qué ellos son capaces de dar el paso y nosotros no?

Se preguntarán a qué viene éste tema. Y es que cuando miro a mi hijo, pienso en las competencias que me gustaría que tuviera de mayor. Aquellas que le permitan desarrollarse personal y profesionalmente.  

No puedo elegir su futuro, porque éste, solo le pertenece a él. Pero puedo darle herramientas, competencias personales y transversales que le hagan el camino menos pedregoso.

Analizando éste tema, me encuentro que las personas emprendedoras tienen muy buenas competencias personales, seguridad, iniciativa, autoestima, autonomía, capacidad resolutiva, capacidad de organización y gestión, resiliencia, habilidades comunicativas… De ahí  a que les hable de competencias emprendedoras, y de las estrategias o actividades que empleo para fomentar el desarrollo de dichas competencias.

Lo cierto es que mi filosofía educativa, está impregnada del interés por el desarrollo del espíritu empresarial, y competencias emprendedoras desde la infancia, lo que no me garantiza su desarrollo, dado que existe una gran influencia que juega a contracorriente (nosotros mismos y el entorno que nos rodea). Los miedos, las inseguridades, los contínuos mensajes sociales que se oponen a la emprendeduría, las condiciones sociales y económicas que son percibidas como barreras y no como retos…

No les vendo una receta mágica. Ya que en materia educativa, no existen recetas mágicas, ni verdades absolutas. Solo soy una madre que en base a su formación y experiencia laboral, busca herramientas que guíen el desarrollo de su hijo hacia un  modelo educativo en el que cree. Una filosofía que muchas veces choca incluso con mis propias expectativas y con la realidad que me rodea. Pero que me gusta compartir, porque si hay algo enriquecedor, es compartir e intercambiar pensamientos y reflexiones. 

Conoce un poquito más sobre algunas competencias que desarrollo leyendo post anteriores.









JUGANDO A LAS TIENDAS.

Éste es su juego preferido. Cada uno escoge un rol. (el/la dependiente/a, el/la almacenero/a, el/la cliente...), y hacemos rol playing. Imaginamos la situación adoptando cada cual su rol en la compra de un producto.  

Con éste juego fomentamos la creatividad, no vendemos productos habituales, tendemos a imaginarnos cosas que no hemos visto, o a mezclar materiales, olores, colores, funcionalidades .... es increíble a dónde llega la imaginación de un niño cuando le das riendas sueltas. 

Aquí no nos permitimos el "eso no existe" o "eso no es posible". Tratamos de ser lo más creativos posible y premiamos con elogios esa creatividad.

Con éste juego, trabajamos:

- Habilidades sociales y competencias comunicativas. Incorporamos palabras y frases mágicas. No sólo las relacionadas con las normas de cortesía que estamos acostumbrados a trabajar con los peques, también las relacionadas con la atención al público e incluso en la relación comercial. Frases como: "¿En qué puedo ayudarle?", "Disculpe un momento, enseguida le atiendo..."

- El pensamiento divergente. Pueden surgirnos mil problemas y vamos proponiendo posibles soluciones.

- Competencias matemáticas. El momento de consulta de precios, cobro y pago, es un momento ideal para trabajar las competencias matemáticas.

- También aprovechamos para estimular la curiosidad por el funcionamiento del mercado, quién pone precio a las cosas, de dónde viene la mercancía y cómo se fabrica, qué tipos de monedas existen.

Es un juego muy enriquecedor al que aprovechamos para jugar en los trayectos de coche o tiempos de espera.  


Poco a poco, vamos viendo cómo se va generalizando su interés por el mercado, habilidades comerciales, visión empresarial…

Les invito a probarlo.



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